viernes, 30 de diciembre de 2016

Síndrome de abstinencia… Por Irma Gómez Párraga 30 dic 2016

En estas navidades y en unas otras tantas, vengo observando en los demás y en mi misma un decaimiento, un desgano que me ha inducido a buscar una respuesta. 
Y de acuerdo a mi sintomatología y sin ser médico me he diagnosticado que sufro y sufrimos Síndrome de Abstinencia. 
El Síndrome de Abstinencia o SA corresponde a una serie de reacciones físicas y psicológicas que aparecen cuando una persona que sufre adicción a una sustancia deja de consumirla. El SA puede aparecer relacionado con cualquier sustancia que tenga el potencial de crear dependencia; el alcohol, el tabaco, cocaína, cannabis, cafeína… UN PAÍS.
Y ustedes me dirán… eres o somos adictos a qué?
Sencillo, soy adicta a mi VENEZUELA, así en mayúsculas, ese país hermoso que me vio nacer, vio nacer a mi único hijo, a mi a mi padres, a mis abuelos, a mis amigos, a ustedes.
Ese país bonito donde todos éramos hermanos...adecos, copeyanos, masistas, chavistas, magallaneros, caraquistas, en fin nosotros, vario-pintos como siempre hemos sido. Nunca hemos sido discriminadores, ni racistas, ni genocidas, ni escuálidos, ni xenofóbicos, ni sudacas (como despectivamente se refieren a nosotros, algunas personas ignorantes en nuestra madre patria España, de donde provenimos) ni venécos como ahora se les ha dado por llamarnos en Panamá, ni ningún calificativo oral o gráfico distinto de ser venezolanos... venezolanos que vibramos al son de nuestro himno nacional (que "por ahora" se ha salvado de ser modificado) cuando lo escuchamos fuera de nuestra tierra y dentro de ella, o cuando suena en el palacio de miraflores (por ahora en minúsculas) a la 6 a.m, 12 m. 6 p.m. y nos paramos, en honor a nuestros símbolos patrios, con respeto, descubriendo nuestras cabezas, ó al menos eso fue lo que me enseñaron y hago. Al Alma Llanera, o cuando vibramos al son de la canción VENEZUELA compuesta por 2 españoles que plasmaron en ella un sentimiento profundo, capaz de hacernos llorar de tristeza y alegrías.
Venezolanos ... Con amor infinito por lo nuestro, nuestra Historia, la verdadera. Esa que estudiamos sin sesgos extraños, sin engaños, sin montajes acomodaticios.
Esa Venezuela bendita por la naturaleza que nos proveyó de todo lo que muchos países no tienen. Incluso países con menos ventajas naturales que nosotros, nos han rebasado. Bien por ellos, quizá han tenido gobernantes excelentes, que no se fundamentan en la figura mesiánica de un hombre o mujer. Gente gerente que se rodea de equipos especializados en quienes delegar esas funciones. Nacionales que quieren a sus países. Por otro lado, llego a creer que a nosotros nos hizo daño la naturaleza... tanta belleza, tanta riqueza, nos ha impedido conocer nuestras potencialidades humanas de producir. Sencillamente, la naturaleza nos provee con abundante petróleo, el cual no sembramos como decía aquel ensayo de nuestro ilustre y siempre recordado escritor Arturo Uslar Pietri, en paz descanse, a quien de paso, en lo particular y como punto paralelo, no le agradezco haber dicho una palabra soez en público, que le abrió las puertas a cualquiera para que las dijese sin ningún empacho, incluso hasta por los medios de comunicación social; pero igual, esto no demerita el fundamento esencial de la Siembra del Petróleo, ni a ese personaje a quien admiro y admiraré por siempre por inteligente y decente, como el venezolano que añoro y deseo para mi país.
Quiero a esta tierra, porque aquí nacieron mis abuelos, porque aquí nacieron mis padres, porque aquí nací yo, y vi salir de mi vientre el fruto bendito del amor que sentía por otro, que también era venezolano, que a su vez es hijo de venezolanos.
Quiero a mi Venezuela por mis ancestros, porque corre en mis venas su sangre, Guaicaipuro, Tiuna, Macaracuay, y gente de Galicia, gente de Madrid, gente de Francia, Alemania e Inglaterra. En fin, una mezcla interesantísima que tenemos todos los que convivimos en esta tierra bendita por Dios, y que podría si quisiéramos aprovechar, ser la más hermosa y pujante de las Naciones. Puerta de entrada a la América del Sur, bañada por el Mar Caribe. Y en sus entrañas el oro negro, fortuna y desgracia de nuestro pueblo.
Quiero a mi Venezuela, esa en la que podía sencillamente decidir que iba a hacer, que iba a comprar y a donde ir.
Hoy me encuentro en una especie de hueco negro, un túnel sin salida y sin explicación. 
Siento que se han derrumbado nuestros corazones, nuestros sentimientos.
Vemos un bando, por llamarlo de alguna manera, fanatizados en grado superlativo, orientados por un nacionalismo mal interpretado, y manipulador, usando la figura de nuestro Libertador como una especie de Dios, como algo distinto de un hombre, que era como tú y como yo, con sentimientos, pero que también con debilidades, como es normal. Debilidades estas que refuerzan su propia hombría y la fortalecen. Porque es la muestra de la existencia de la esencia, de esa naturaleza misma que lo empujó a luchar para liberarnos de aquello incluso de lo cual descendía, la Madre Patria. O es que Bolívar era venezolano puro y sin mezcla ? O es que Bolívar no pertenecía a la oligarquía? Caramba, y por otro lado idolatrando al comandante "eterno" y exacerbando la sensiblería de un pueblo tristemente ignorante y manipulable. Y es que éste gobierno sabe cuál es el talón de Aquiles de sus seguidores y por ahí se meten hasta sacarle pulitura a sus huesos, con la única expectativa de seguir enchufados, succionando esa ubre en la que se ha convertido Venezuela para todos, propios y extraños, como Cuba, Nicaragua, Bolivia, etc., a costillas de un muerto y en detrimento de nuestra pobre Venezuela.
Y por el otro vemos a lo que llamamos oposición, mi bando, por llamarlo de esa manera. Dando tumbos y sumamente dividida.
Y entonces me siento en este umbral y se me hace un inmenso hueco en el corazón. Una sensación inconmensurable de que hemos perdido el Norte y todos los puntos cardinales. Sintiendo que la salida está en una especie de encrucijada y no se por donde tomar. Y sigo aquí, entronizada en esta especie de sentimientos confusos, que lejos de hacerme vislumbrar una salida, me hunden en un abismo infranqueable, asfixiante. Con un dolor en lo más profundo porque seguimos sin encontrar "por ahora" un camino que nos conduzca a la unión, a la fraternidad, a la reconstrucción de un país hecho pedazos por todos sus costados. 
Quisiera pudiéramos intentar buscar la luz, ese punto de encuentro que nos conduzca a la felicidad y la paz. Pero la paz de verdad, no esa comiquita con libreto cubanoide, inmoral y asqueroso en la que quieren sentar a todos los factores a los fines darse oxígeno y “dar la impresión” de que se tiene genuino interés de lograrlo. Se requiere no sentir a Venezuela para permitir esta calamidad que está diezmando la población en las calles, en forma real. Yo tengo la sensación de haber tenido la gloria y haberla perdido en alguna parte de esta miserable historia que nos ha tocado vivir.
Tengo un cráter enorme en mis sentimientos. 
El haber tenido y el ahora no tener nada, porque incluso tienen el afán de hacernos perder hasta la esperanza, y tristemente lo han logrado. Son vencedores en esta guerra fratricida que emprendieron.
Henos aquí, muertos de hambre de libertad, muertos de ser de democracia. Nuestro país tiene metástasis, sufrimos una especie de gangrena que ha carcomido nuestra humanidad, nuestros sentimientos. Ningún argumento es válido para aceptar lo inaceptable. O hacemos algo o hacemos algo. Y dónde quedó ese Bravo Pueblo del que habla nuestro himno nacional? Todos los venezolanos, del bando que creamos ser, al UNISONO, debemos exigir que se cumpla la Constitución de cabo a rabo. Esa es la armonía que debe existir. El principio, propósito y razón del legislador en representación del Soberano. No podemos seguir danzando alrededor de firmitas por aquí y firmitas por allá, construyéndose un traje a la medida como en una sastrería. Quién ha dicho que el Estado de Derecho se ejerce a través de decretos, leyes y cualquier guacho intermitente, contrario a la ley marco, a lo que conocemos los abogados como la Carta Magna. Que triste cuando se pierde su majestad adjudicándole el remoquete de Bicha, a lo que es la columna vertebral de todo país que se considere serio. A uno que tenga Estado de Derecho. Somos el hazme reír del mundo. Pero eso a mi no me da risa, me ocasiona un infinito dolor. Ser venezolana en estas condiciones es bochornoso, pero no quiero ni puedo quitarme el gentilicio.
VENEZUELA es mujer y las mujeres de este país siempre hemos sido aguerridas, luchadoras, nos ha tocado duro para salir adelante, para criar nuestros hijos, en la mayoría de los casos solas. En nuestra espalda se soporta no solo el futuro de la especie sino de nuestra patria. Somos madres, somos sobreprotectoras… Y en esas cárceles yacen inermes nuestros hijos, los hijos de todos, esperando por la justicia.
Por eso y por muchas más interminables razones, es que me diagnóstico con síndrome de abstinencia.


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