En estas navidades y en unas otras tantas, vengo observando
en los demás y en mi misma un decaimiento, un desgano que me ha inducido a
buscar una respuesta.
Y de acuerdo a mi sintomatología y sin ser médico me he
diagnosticado que sufro y sufrimos Síndrome de Abstinencia.
El Síndrome de Abstinencia o SA corresponde a una serie de
reacciones físicas y psicológicas que aparecen cuando una persona que sufre
adicción a una sustancia deja de consumirla. El SA puede aparecer relacionado
con cualquier sustancia que tenga el potencial de crear dependencia; el
alcohol, el tabaco, cocaína, cannabis, cafeína… UN PAÍS.
Y ustedes me dirán… eres o somos adictos a qué?
Sencillo, soy adicta a mi VENEZUELA, así en mayúsculas, ese
país hermoso que me vio nacer, vio nacer a mi único hijo, a mi a mi padres, a
mis abuelos, a mis amigos, a ustedes.
Ese país bonito donde todos éramos hermanos...adecos,
copeyanos, masistas, chavistas, magallaneros, caraquistas, en fin nosotros,
vario-pintos como siempre hemos sido. Nunca hemos sido discriminadores, ni
racistas, ni genocidas, ni escuálidos, ni xenofóbicos, ni sudacas (como
despectivamente se refieren a nosotros, algunas personas ignorantes en nuestra
madre patria España, de donde provenimos) ni venécos como ahora se les ha dado
por llamarnos en Panamá, ni ningún calificativo oral o gráfico distinto de ser
venezolanos... venezolanos que vibramos al son de nuestro himno nacional (que
"por ahora" se ha salvado de ser modificado) cuando lo escuchamos
fuera de nuestra tierra y dentro de ella, o cuando suena en el palacio de
miraflores (por ahora en minúsculas) a la 6 a.m, 12 m. 6 p.m. y nos paramos, en
honor a nuestros símbolos patrios, con respeto, descubriendo nuestras cabezas,
ó al menos eso fue lo que me enseñaron y hago. Al Alma Llanera, o cuando
vibramos al son de la canción VENEZUELA compuesta por 2 españoles que plasmaron
en ella un sentimiento profundo, capaz de hacernos llorar de tristeza y
alegrías.
Venezolanos ... Con amor infinito por lo nuestro, nuestra
Historia, la verdadera. Esa que estudiamos sin sesgos extraños, sin engaños,
sin montajes acomodaticios.
Esa Venezuela bendita por la naturaleza que nos proveyó de
todo lo que muchos países no tienen. Incluso países con menos ventajas
naturales que nosotros, nos han rebasado. Bien por ellos, quizá han tenido
gobernantes excelentes, que no se fundamentan en la figura mesiánica de un
hombre o mujer. Gente gerente que se rodea de equipos especializados en quienes
delegar esas funciones. Nacionales que quieren a sus países. Por otro lado,
llego a creer que a nosotros nos hizo daño la naturaleza... tanta belleza,
tanta riqueza, nos ha impedido conocer nuestras potencialidades humanas de
producir. Sencillamente, la naturaleza nos provee con abundante petróleo, el
cual no sembramos como decía aquel ensayo de nuestro ilustre y siempre
recordado escritor Arturo Uslar Pietri, en paz descanse, a quien de paso, en lo
particular y como punto paralelo, no le agradezco haber dicho una palabra soez
en público, que le abrió las puertas a cualquiera para que las dijese sin
ningún empacho, incluso hasta por los medios de comunicación social; pero
igual, esto no demerita el fundamento esencial de la Siembra del Petróleo, ni a
ese personaje a quien admiro y admiraré por siempre por inteligente y decente,
como el venezolano que añoro y deseo para mi país.
Quiero a esta tierra, porque aquí nacieron mis abuelos,
porque aquí nacieron mis padres, porque aquí nací yo, y vi salir de mi vientre
el fruto bendito del amor que sentía por otro, que también era venezolano, que
a su vez es hijo de venezolanos.
Quiero a mi Venezuela por mis ancestros, porque corre en mis
venas su sangre, Guaicaipuro, Tiuna, Macaracuay, y gente de Galicia, gente de
Madrid, gente de Francia, Alemania e Inglaterra. En fin, una mezcla
interesantísima que tenemos todos los que convivimos en esta tierra bendita por
Dios, y que podría si quisiéramos aprovechar, ser la más hermosa y pujante de
las Naciones. Puerta de entrada a la América del Sur, bañada por el Mar Caribe.
Y en sus entrañas el oro negro, fortuna y desgracia de nuestro pueblo.
Quiero a mi Venezuela, esa en la que podía sencillamente
decidir que iba a hacer, que iba a comprar y a donde ir.
Hoy me encuentro en una especie de hueco negro, un túnel sin
salida y sin explicación.
Siento que se han derrumbado nuestros corazones, nuestros
sentimientos.
Vemos un bando, por llamarlo de alguna manera, fanatizados
en grado superlativo, orientados por un nacionalismo mal interpretado, y
manipulador, usando la figura de nuestro Libertador como una especie de Dios,
como algo distinto de un hombre, que era como tú y como yo, con sentimientos,
pero que también con debilidades, como es normal. Debilidades estas que
refuerzan su propia hombría y la fortalecen. Porque es la muestra de la
existencia de la esencia, de esa naturaleza misma que lo empujó a luchar para
liberarnos de aquello incluso de lo cual descendía, la Madre Patria. O es que
Bolívar era venezolano puro y sin mezcla ? O es que Bolívar no pertenecía a la
oligarquía? Caramba, y por otro lado idolatrando al comandante
"eterno" y exacerbando la sensiblería de un pueblo tristemente
ignorante y manipulable. Y es que éste gobierno sabe cuál es el talón de
Aquiles de sus seguidores y por ahí se meten hasta sacarle pulitura a sus huesos,
con la única expectativa de seguir enchufados, succionando esa ubre en la que
se ha convertido Venezuela para todos, propios y extraños, como Cuba,
Nicaragua, Bolivia, etc., a costillas de un muerto y en detrimento de nuestra
pobre Venezuela.
Y por el otro vemos a lo que llamamos oposición, mi bando,
por llamarlo de esa manera. Dando tumbos y sumamente dividida.
Y entonces me siento en este umbral y se me hace un inmenso
hueco en el corazón. Una sensación inconmensurable de que hemos perdido el
Norte y todos los puntos cardinales. Sintiendo que la salida está en una
especie de encrucijada y no se por donde tomar. Y sigo aquí, entronizada en
esta especie de sentimientos confusos, que lejos de hacerme vislumbrar una
salida, me hunden en un abismo infranqueable, asfixiante. Con un dolor en lo
más profundo porque seguimos sin encontrar "por ahora" un camino que
nos conduzca a la unión, a la fraternidad, a la reconstrucción de un país hecho
pedazos por todos sus costados.
Quisiera pudiéramos intentar buscar la luz, ese punto de
encuentro que nos conduzca a la felicidad y la paz. Pero la paz de verdad, no
esa comiquita con libreto cubanoide, inmoral y asqueroso en la que quieren
sentar a todos los factores a los fines darse oxígeno y “dar la impresión” de
que se tiene genuino interés de lograrlo. Se requiere no sentir a Venezuela
para permitir esta calamidad que está diezmando la población en las calles, en
forma real. Yo tengo la sensación de haber tenido la gloria y haberla perdido
en alguna parte de esta miserable historia que nos ha tocado vivir.
Tengo un cráter enorme en mis sentimientos.
El haber tenido y el ahora no tener nada, porque incluso
tienen el afán de hacernos perder hasta la esperanza, y tristemente lo han
logrado. Son vencedores en esta guerra fratricida que emprendieron.
Henos aquí, muertos de hambre de libertad, muertos de ser de
democracia. Nuestro país tiene metástasis, sufrimos una especie de gangrena que
ha carcomido nuestra humanidad, nuestros sentimientos. Ningún argumento es
válido para aceptar lo inaceptable. O hacemos algo o hacemos algo. Y dónde
quedó ese Bravo Pueblo del que habla nuestro himno nacional? Todos los
venezolanos, del bando que creamos ser, al UNISONO, debemos exigir que se
cumpla la Constitución de cabo a rabo. Esa es la armonía que debe existir. El
principio, propósito y razón del legislador en representación del Soberano. No
podemos seguir danzando alrededor de firmitas por aquí y firmitas por allá,
construyéndose un traje a la medida como en una sastrería. Quién ha dicho que
el Estado de Derecho se ejerce a través de decretos, leyes y cualquier guacho
intermitente, contrario a la ley marco, a lo que conocemos los abogados como la
Carta Magna. Que triste cuando se pierde su majestad adjudicándole el remoquete
de Bicha, a lo que es la columna vertebral de todo país que se considere serio.
A uno que tenga Estado de Derecho. Somos el hazme reír del mundo. Pero eso a mi
no me da risa, me ocasiona un infinito dolor. Ser venezolana en estas
condiciones es bochornoso, pero no quiero ni puedo quitarme el gentilicio.
VENEZUELA es mujer y las mujeres de este país siempre hemos
sido aguerridas, luchadoras, nos ha tocado duro para salir adelante, para criar
nuestros hijos, en la mayoría de los casos solas. En nuestra espalda se soporta
no solo el futuro de la especie sino de nuestra patria. Somos madres, somos sobreprotectoras…
Y en esas cárceles yacen inermes nuestros hijos, los hijos de todos, esperando
por la justicia.
Por eso y por muchas más interminables razones, es que me
diagnóstico con síndrome de abstinencia.