miércoles, 7 de mayo de 2008

La economía en caos

Existe la sensación en Venezuela que, no obstante los elevados recursos petroleros que entran a raudales a las arcas públicas, al gobierno se le está escapando el manejo de la situación económica y financiera. Cada día surge una toma de alguna empresa o finca sin justificación alguna, situación que paraliza la producción y profundiza la incertidumbre al tiempo que los organismos encargados de aplicar la ley se muestran inmovilizados para restaurar la convivencia obrero-patronal.
Un caso emblemático es el de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) la cual en tres meses ha enfrentado nueve paralizaciones por la interminable discusión de un contrato colectivo, lo que se convirtió en una excusa para su estatización, con lo cual se da un paso más en el control estatal de la economía nacional. A ello hay que agregar la toma de la empresa FEMSA-Coca Cola por parte de ex trabajadores que reclaman el pago por los servicios prestados y ese grupo envalentonado impide la manufactura de las gaseosas y las labores de miles de empleados.
La industria automotriz y de auto partes no escapa del descontrol. Por una disputa laboral la producción de vehículos Mitsubishi y Hyundai se encuentra detenida, con lo cual se ha exacerbado la escasez de automóviles con la consiguiente elevación de los precios. Situación similar se vive en la compañía Toyota, que ha tenido que lidiar con situaciones embarazosas. Pero si esto no bastara, la empresa Firestone ha sido presa de conflictos entre un sindicato que se postula como bolivariano y con ese título en la mano quiere desconocer al sindicato electo, lo que llevó a la toma de la planta situada en Valencia y al cese de la producción de cauchos, lo que a su vez ha afectado la producción de vehículos de la General Motors, Chrysler y Toyota. Ahora es un grupo de ex trabajadores los que obstaculizan las actividades normales de la empresa, sin que el gobierno restituya el orden y aplique la ley.
Hasta hace poco, el comercio fronterizo con Colombia estuvo detenido tras la muerte de Raúl Reyes, Jefe de las FARC, lo que se tradujo en mercancías que se dejaron de exportarse e importarse. Más recientemente, la pesca industrial recibió un golpe mortal con la prohibición de la captura de especies marinas con embarcaciones retropescadoras. Aunque ciertamente, si la faena de estas embarcaciones no se regula adecuadamente pude ocasionarse daños al ecosistema, pero pretender que la pesca a cordel puede abastecer al mercado interno de pescado y frutos del mar no pasa de ser una ilusión.
A todo lo anterior se ha sumado un desconcierto en el manejo de las finanzas públicas con colocaciones de bonos y notas estructuradas cada quien por su cuenta sin la debida coordinación, pero con un elemento común, la discrecionalidad, corrupción y el manejo de información privilegiada. Esto sugiere que el presidente Chávez no está al control de este gran caos en que se encuentra Venezuela. Si él no puede o no quiere poner concierto en el desconcierto, alguien debe hacerlo.


José Guerra

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