Cada vez que leo las líneas escritas por el comisario Vivas, siento una gran opresión en mi corazón. Tanto que se ha hablado, tanto que se ha dicho sobre el respeto de los derechos humanos. Por ejemplo… El 7 de octubre Venezuela presentó por primera vez en su historia un Informe sobre Derechos Humanos del Examen Periódico Universal, ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en Ginebra. Ahí, en un despliegue inolvidable para nadie. Se montó una especie de teatro de descargo, sobre todas las "sospechas" que se tienen sobre la violación consuetudinaria de los DERECHOS HUMANOS en Venezuela. La delegación venezolana que asistió a Ginebra estuvo encabezada por el Canciller Nicolás Maduro, seguido de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz; la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estela Morales; ministros como Tareck El Aisami y representantes de otras instituciones oficiales. En una declaración previa la Fiscal expresó que: “Nuestra Constitución consagra más de doscientos artículos que avalan la garantía de los Derechos Humanos para nuestra población; un ejemplo de ello es el artículo 285, numeral primero, que no habla del ejercicio de la acción penal sino que expresa la garantía al respeto a los derechos constitucionales de la persona en los procesos judiciales”, destacó Ortega. La titular del Ministerio Público, dijo que el informe presentado fue el resultado de un trabajo conjunto entre los Ministerios de Relaciones Exteriores y representantes de los poderes públicos. En el “acto” fueron pasándose el "testigo", uno a uno, explanando la historia de Venezuela homologada al cuento de Alicia en el país de las maravillas. Parecían decir: "Aquí no está pasando nada", todo es un montaje mediático de la oposición fascista, tercer mundista, oligarca, de derecha y cualesquiera otros calificativos orales o gráficos que a la corte suprema de la maravilla de este gobierno se les ocurre derrochar en cada una de las intervenciones, que realizan para defenderse de lo indefendible. Y les pregunto y me pregunto... Si todo estuviese excesivamente bien y normal... porqué desplegaría tanto esfuerzo en hacerle creer a la gente, tanta perfección. Y ahora, vemos la situación de los enfermos.
Hagamos un análisis... un paralelismo casuístico y vemos la discriminación que existe en la atención de cada caso en particular. El Presidente enfermo de lo que sea que esté enfermo... Recibe las miles de atenciones para lograr la recuperación de su salud, y eso se comprende, porque es un SER HUMANO como cualquiera que merece recibir atenciones para restablecer su salud, además es persona importante por su investidura. Es el PRESIDENTE... Esto se comprende. Pero vemos a otros seres humanos, como ustedes, como yo, como Henry Vivas, Simonovis, Forero, en fin una lista larga que por algunas circunstancias, no somos considerados seres humanos con INVESTIDURA... tratados como perros. En algunos casos recibiendo las migajas de una atención médica paupérrima, inhumana, sin ninguna explicación en un país que ha tenido los ingresos más impresionantes de la historia. Y en otros casos, ni siquiera la reciben... porque se tienen órdenes "supremas" de no tener paz con la miseria. Además, de haber sido reducidos a la infamia de la restricción de sus libertades por motivos fútiles e innobles. Ellos, los presos de conciencia parecieran tener Capitis de Minutio… Será que, aparte de todo han sido sentenciados a la muerte? En qué país estamos que se permite la denegación de la Justicia Natural… Ya sabemos que la otra no existe. No tenemos ESTADO DE DERECHO. Una especie de nube gris, inhumana, indecente, inmoral ha invadido nuestros espacios, para convertirnos en una especie de borregos, seres antiparabólicos a los que no nos importa nada de nada de lo que ocurre en el país.? Será que pensamos que nunca nos tocará a nosotros? Y lo peor es, que nos van cercenando hasta el aire que respiramos. No tenemos dignidad para vivir ni para morir. Sencillamente esto no es vida es estar como zombis, deambulando por una existencia miserable… Invivible. Cuando publiqué las sentidas líneas del Comisario Henry Vivas, recibí múltiples demostraciones de todo orden, pero lo triste es leer el contenido de la gente afecta al oficialismo, que de inmediato hace lo mismo que hicieron en el otro teatro… tratar de defender lo indefendible. Con la vida de la gente no se juega, sea del bando que sea… Todos los seres humanos merecemos respeto, consideración, atención independientemente del eslabón de la cadena que ocupe… Sea Presidente o lo que sea. Sin distingos de raza, credo, condición social, convicciones políticas, debemos ser tratados.
Recordaba unas líneas que recibí de Héctor Alonso López, escritas con ocasión de mis felicitaciones por la calidad de ser humano que he visto que es. Asistí en septiembre al Bautizo de su libro El Rostro Humano de la Política. Una obra de 549 páginas, de muy fácil lectura, un canto a la amistad, al humanismo. Él, tributa un desprendido y sincero reconocimiento y agradecimiento por sus logros políticos a las inmensas legiones de amigos que logró cultivar en su entrega a la acción política a lo largo y ancho del país y demuestra que la política no es simplemente un escenario para los mensajes oblicuos, para los fríos cálculos pragmáticos, sino un quehacer excelso del hombre cuya permanencia en el tiempo se garantiza con una justa y franca valoración de la calidez humana.
Al recibir mis felicitaciones, me escribió en Facebook:
Héctor Alonso escribió: "Mi querida Irma Gómez Párraga lo anteriormente dicho fue sintetizado en las expresiones que ayer dije: Tenemos derecho a vivir en paz, con alegría, convivir como hermanos, la política no puede ser una apuesta para saber quien muere sino quien vive. Quien llora sino quien ríe. La lucha tiene que ser por la felicidad. Que los triunfos de los demás lo hagamos propios para sentir que bien vale la pena nos llamemos seres humanos. Que no guardemos en nuestros corazones amarguras ni odios ni venganzas. Debemos luchar por una Venezuela de convivencia. Luchemos por ser grandes. Y seamos agradecidos, como lo dije ayer: el que no agradece un pequeño favor no agradecerá nunca un favor grande. Ayer fue mi día para agradecer. Por mi familia, por mis amigos, por mi madre cumpleañera, por mis hijos, por mi nieta Victoria Valentina que recibió el libro como un testamento a tiempo para evitar los terceros, cuando ella este grande. Y gracias por tus generosas palabras y tu aliento. Gracias por haber estado allí. Un gran abrazo. Amigos siempre, Héctor.”
Eso se llama sensibilidad…
Y dónde nos hemos quedado en este adefesio de historia que nos ha tocado vivir? Dónde ha quedado la humanidad? Qué vamos a esperar para accionar, para exigir que se restablezca la decencia, el Estado de Derecho… Los Derechos Humanos. Vamos a seguir sentados en el auditorio nefasto de éste período histórico sin hacer nada… esperar el ataque de un Cáncer que nos corroa las entrañas por la frustración? A mi no me da la gana de eso. No quiero morir como mis padres de Cáncer por sus frustraciones, no quiero sufrirlo como Vivas, Forero, Mazuco y otros sin posibilidades de una atención digna. No quiero sufrirlo como el Presidente que ha canalizado sus sentires, somatizándolos por esa vía. Sólo que en este último caso, recibe las atenciones debidas.
Nuestro país tiene metástasis… sufrimos una especie de gangrena que ha carcomido nuestra humanidad, nuestros sentimientos. Ningún argumento es válido para aceptar lo inaceptable. O hacemos algo o hacemos algo… Pero debe ser un clamor popular. Esta es y debería ser la verdadera unidad. Todos venezolanos al UNISONO en una sola voz, exigir que se cumpla la Constitución de cabo a rabo… Esa es la armonía que debe existir… El principio, propósito y razón del legislador, del Soberano… No podemos seguir danzando alrededor de la Rabo de Cochino. Quién ha dicho que el Estado de Derecho se ejerce a través de decretos, leyes y cualquier guacho intermitente, contrario a la ley marco, a lo que conocemos los abogados como la Carta Magna. Que triste cuando se pierde la majestad adjudicándole el remoquete de Bicha a lo que debería ser la columna vertebral de todo país que se considere serio. Somos el hazme reír del mundo. Pero eso a mi no me da risa, me ocasiona un infinito dolor. Ser venezolana en estas condiciones es bochornoso, pero no quiero ni puedo quitarme el gentilicio. Las mujeres de este país siempre hemos sido aguerridas, luchadoras, nos ha tocado duro para salir adelante. Para criar nuestros hijos, en la mayoría de los casos solas. En nuestra espalda se soporta no solo el futuro de la especie sino de nuestra patria. Somos madres, somos sobreprotectoras… Y en esas cárceles yacen inermes nuestros hijos esperando por la justicia.
Como dijo Andrés Eloy Blanco en su poema:
LOS HIJOS INFINITOS
Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.
Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.
Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.
Esos también son mis hijos.
Yo me rehúso a seguir viendo la vida pasar sin hacer nada y tú?
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